El suelo es un sistema natural que difícilmente
se encuentra en equilibrio ya que continuamente
sufre alteraciones en sus propiedades físicas, las
cuales comúnmente se deben al contenido de
humedad. Esta característica del suelo puede ser
el factor ambiental más difícil de manipular, pues
aún en un ambiente controlado (invernadero) es
difícil de mantenerla en niveles adecuados. Esta
situación se debe principalmente a que esta
cualidad del suelo interactúa con varios factores y
procesos internos como: la temperatura del aire,
la transpiración de la planta y evapotranspiración
del suelo (Zamora y Cristancho, 2018).